Madre y Maestra

    La coyuntura de finales de la década de 1970 supone una conmoción en el devenir de la música procesional para paso de Cristo. La desaparición de las bandas prototipo de la Semana Santa sevillana, esto es, la de la Policía Armada y la de la Guardia Civil, sume a las cofradías en un desconcierto inusitado, pues entre ambas copaban gran parte de las actuaciones de cada día (recordemos que la de la Guardia Civil se dividía en ocasiones en dos y en hasta tres bandas). Otras formaciones históricas de la capital, como la Banda de cornetas y tambores Nuestra Señora de los Reyes (sin relación alguna con la homónima actual) o la Banda de cornetas y tambores de la Cruz Roja (que acabaría fusionándose con la de música), entre otras, entran en franco declive, y algunas de ellas acabarían disolviéndose.

Así, son pocas las bandas que quedan disponibles, además de las citadas: la Centuria de la Macarena, Gracia y Esperanza (del maestro Patón) y poco más. Hubo que recurrir a bandas de la provincia, que en muchas ocasiones no lograban el nivel adecuado para la exigencia de una Semana Santa como la sevillana. Sin embargo, otras no sólo lograron hacerse un hueco, sino que se convirtieron en bandas prestigiosas, como la Agrupación musical Santa María Magdalena de Arahal y algunas más, que rápidamente se adhirieron al estilo que ésta creó, como la Agrupación musical La Estrella de Alcalá de Guadaíra o la Agrupación musical La Estrella de Dos Hermanas.

La Agrupación musical Santa María Magdalena de Arahal, fue indiscutiblemente la banda que mayor liderazgo, influencia y repercusión ejerció en la música cofradiera de finales de los años 70 y comienzos de los 80. La clarividencia, genialidad y firmeza de su director y alma mater, Manuel Rodríguez Ruiz, lograron no sólo que la banda se erigiera como la más importante de la Semana Santa de Sevilla, sino que su estilo supusiera desde entonces el arquetipo del clasicismo en esta vertiente musical. Manuel Rodríguez Ruiz creó un estilo nuevo, único, diferente e innovador, dotó a la plantilla de una mayor riqueza instrumental, y nominó a su banda como “Agrupación musical”, desde entonces nomenclatura obligada para cualquier banda que haya seguido su estela. Su repertorio es referencia absoluta, con títulos como Salud de San Bernardo, La Piedad, Pasa la Virgen del Refugio, Dolores y Misericordia, Cristo de las Cinco Llagas, Cristo de San Julián, Puente de San Bernardo, Virgen de las Angustias, etc., todas ellas fruto del genio de Manuel Rodríguez Ruiz. Además, “Manolo”, como era conocido por todos, adaptó obras diversas, numerosos corales o cantos litúrgicos, que son otras auténticas piezas clave: Alma de Dios, La Pasión, Cerca de ti Señor, P e s c a d o r de hombres, Cantemos al amor de los amores, Christus vincit o Jesús, tu profunda herida. 

A pesar de las muchas trabas, críticas y prohibiciones, la Agrupación musical Santa María Magdalena de Arahal siempre gozó del favor popular, y siempre fue bien considerada entre los buenos aficionados al género. Las modas intentaron relegarla, a ella y a todas sus bandas seguidoras, pero lo que tiene valor intrínseco no puede desaparecer, y hoy día, y con la pátina del tiempo, la Agrupación musical Santa María Magdalena de Arahal es la única, la indispensable y la irrepetible.


Foto: Archivo.
Texto: J. Manuel Castroviejo López